Sustentabilidad, productividad e innovación, los nuevos ejes para el sector forestal

Fortalecer a la industria forestal nacional implica el desafío de equilibrar preservación y rendimiento, además de enfrentar obstáculos como el cambio climático. La respuesta podría estar en la colaboración y el I+D.

La idea de Chile como un país forestal está profundamente inserta en el imaginario colectivo. Las imágenes de la selva valdiviana, los páramos sureños, y las vastas reservas naturales de nuestro país son una postal reconocible tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. Es un recurso utilizado tanto por el turismo, como de la silvicultura y la producción. 

Esto se debe al enorme espacio que los bosques ocupan dentro de nuestra geografía, que la Corporación Nacional Forestal (CONAF) calcula en un total de 17,66 millones de hectáreas, un 23% del total del territorio nacional. Si bien en el escenario internacional esta luce como una cifra pequeña, considerando que la superficie mundial ocupada por bosque supera los 4.060 millones de hectáreas, Chile ha logrado  convertirse en un actor relevante del sector. 

Considerando que nuestro bosque representa apenas un 0,45% del total mundial, Chile forma parte de los diez mayores exportadores de madera en el mundo, junto a países responsables de cuantiosos porcentajes de propiedad forestal como Rusia (20% del bosque mundial, 815 millones de hectáreas), Brasil (12%, 497 millones de hectáreas), y Canadá (9%, 347 millones de hectáreas).

Sólo en 2019, la industria de la madera fue responsable de más del 8% del total de exportaciones del país, lo que a su vez significó el 2,24% del valor total de las exportaciones de madera a nivel mundial, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Lo más destacable de estas cifras es su procedencia, ya que en su mayoría, esta ha sido producida a través de plantaciones forestales. De la totalidad de superficie forestal existente en el país, apenas el 17,27% corresponde a bosques de plantación, según el Catastro de los Recursos Vegetacionales Nativos de 2021. Sin embargo, el estudio realizado por la Corporación Nacional de la Madera (CORMA), “Aporte económico y social del sector forestal en Chile”, señala que estas plantaciones cubren el 99% de la demanda nacional, además de ser capaces de exportar.

Tomando estas cifras como base, el sector forestal parece ser una de las industrias más sólidas, rentables y eficientes de la economía nacional, garantizando ganancias y materia prima para múltiples industrias. Sin embargo, existen diversos puntos en los que el sector ha estado al debe a lo largo del tiempo.

Con el paso de los años, la industria se ha orientado a la generación de materias primas, devaluando su producción al visualizarla como “material para”. Junto a esto, se suma una falta latente de trabajo en aumentar y fortalecer las certificaciones de optimización y calidad, para llevarlas al nivel de las existentes en el área de sustentabilidad. 

Si a esto le agregamos una falta de impulso y apoyo al I + D + I, que se manifiesta tanto en la poca investigación aplicada a especies distintas al Pino Radiata, como en la distancia y desconocimiento de los avances desarrollados por la academia y las necesidades de los demás sectores; terminamos enfrentados a una industria con mucho potencial, pero con un valor agregado completamente dispar a su potencia y capacidad. 

Muchas voces proponen como opción para saltar este obstáculo el fortalecimiento de la cadena de valor, enfocando este trabajo en la interconexión de los distintos sectores que conforman a la industria de la madera, para aumentar su valor agregado a través de investigación de excelencia y desarrollo de tecnología de punta. Sin embargo, es importante entender el lugar y posición en que se encuentra el sector forestal nacional, y los desafíos que enmarca su futuro.

La cuestión forestal: presente y futuro

“En la medida que vamos resolviendo problemas, surgen otras necesidades” explicó María Paulina Fernández, Ingeniera Forestal y Doctora en Ciencias de la Ingeniería de la Universidad Católica, en 2020 en el contexto de la segunda edición del ciclo de charlas Ciclo de Vida de la Madera, Recurso Forestal. “Nuestra situación a principios del siglo XXI nos obliga a desafíos que quizás eran impensables hace 100 años atrás, y de los cuales nos tenemos que ir haciendo cargo como sector”

En esta instancia, Fernández señaló una lista de ocho problemáticas que el sector forestal y sus distintas áreas están enfrentando tanto en plantaciones como en bosques nativos. Estas necesidades están destinadas a marcar el camino de la industria, su capacidad productiva, su relación con el medio ambiente, y con los diversos grupos humanos asociados a él.

Entre estos desafíos del sector se lista la situación hídrica del país, debido a la relación inversamente proporcional que hemos visto en las últimas décadas entre disponibilidad de recursos y aumento de demanda. El riesgo de la caída de los bosques hacia un estrés hídrico que afecte su productividad, se suma a la ya existente necesidad de restaurar el equilibrio ecológico forestal de las cuencas, para proteger el suelo y re establecer la capacidad de estas de resistir los cursos de agua y filtrar hacia las napas subterráneas, para disminuir el problema de abastecimiento. 

Ante esta problemática se ven diversas acciones, tales como evaluaciones y cálculos para cuantificar el consumo de una plantación, y formas de equilibrarlo con las necesidades de los demás actores del ecosistema. Otra perspectiva apunta hacia un trabajo de selección fenotípica entre ejemplares, seleccionando aquellos que generen mayor cantidad de biomasa o crecimiento a partir de menores volúmenes de agua, garantizando futuras generaciones de individuos con estas cualidades.

Otra de las problemáticas más importantes para el sector es el cambio climático, raíz inicial de diversos otros problemas. A la disminución de precipitaciones, se suma un aumento en la temperatura global estimado en 2ºC de aquí a los próximos 20 años, afectando de manera categórica a plantaciones y bosque endémico. Este, particularmente, también se ve afectado por la pérdida de material genético y el aumento exponencial de plagas. 

Estas disyuntivas obligan a tomar un nuevo curso en la matriz de las plantaciones, que se adapte a estas nuevas circunstancias y, a la vez, permita aumentar la biodiversidad de estos bosques degradados, manteniendo la productividad y recuperando el patrimonio genético al mismo tiempo. Al respecto, Fernández indica que “tenemos que reescribir y seguirnos adaptando para poder mantener el sistema”.

Otro de los temas importantes para el presente y futuro del sector es el componente social que rodea el desarrollo de la industria. “A nivel del desarrollo social, existe una deuda importante, existiendo comunas forestales muy pobres” señala Verónica Loewe, investigadora de Infor, respecto del trabajo pendiente en armonizar y extrapolar la labor del bosque hacia un espacio que pueda generar más servicios ecosistémicos para su comunidad circundante, o tener un rol social al crear fuentes laborales.

Ante esto, la investigadora y Doctora en Biociencias y Ciencias Agroalimentarias de la Universidad de Córdoba señala algunas opciones existentes, como tomar como estándar el índice de desarrollo humano (IDH) comunal, que resume los logros de desarrollo en las dimensiones de salud, educación e ingresos económicos. “ (Esto permitiría) identificar, comparar y analizar las unidades, siendo posible orientar estrategias para mejorar el desarrollo humano en forma integral”.

Enfrentados a este escenario, diversos actores del sector han comenzado a tomar acción desde sus distintas veredas. Desde el sector privado, Forestal Arauco ha presentado aumentos de productividad en sus plantaciones que rondan el 40%, gracias al uso de tecnología genética desarrollada en sus laboratorios y al monitoreo de plantaciones con un sistema de imágenes conocido como LIDAR: tecnología que permite medir distancias a través del uso de un rayo láser, para realizar mediciones a través de modelos digitales tridimensionales de alta precisión.

Por su parte, CMPC avanza en su trabajo de gestión hídrica, con una meta corporativa para el desarrollo sostenible de disminuir en un 25% el uso de aguas en sus procesos industriales para el año 2025, incluyendo todas sus plantas en Latinoamérica. A esto se suma un segundo objetivo, que es el aumentar considerablemente el uso eficiente de recursos hídricos en todas sus áreas a 2030, y asegurar la sostenibilidad del abastecimiento de agua dulce en su producción.

Estas se suman a múltiples acciones realizadas desde los diversos programas de gobierno, e investigaciones impulsadas desde la academia. Sin embargo, la mayor problemática que surge ante esto es la desconexión entre estos actores para impulsar una mejora colectiva del sector, validada en la sustentabilidad, la productividad y el I + D + I. 

Un conjunto de entidades nacionales ha decidido tomar este desafío, buscando convertir a la industria forestal y de la madera en una de alto valor agregado, enmarcada en la excelencia.

Avanzando de la mano de la investigación de excelencia

“En relación a la sustentabilidad, (Chile) no se posiciona mal”, señala Loewe. “Pero considerando las nuevas tendencias a nivel mundial, quedan muchos desafíos por delante por asumir y trabajar en el país”. 

Tras una larga observación de las problemáticas y asuntos al debe que ha dejado el sector forestal, un grupo de universidades, empresas, e instituciones públicas y privadas decidió tomar acción desde sus respectivas áreas, uniéndose en un proyecto audaz y multidisciplinario para encontrar balance y soluciones a estas, además de unificar la cadena de valor de la madera hacia su enriquecimiento.

El Centro Nacional de Excelencia para la industria de la Madera, CENAMAD, surgió en noviembre del año pasado tras adjudicarse uno de los fondos entregados por el Concurso Nacional de Financiamiento Basal para Centros Científicos y Tecnológicos de Excelencia (CCTE) 2021, concurso realizado por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID) del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación.

Este nuevo Centro, que tiene a la Pontificia Universidad Católica de Chile como institución albergante, se constituyó en asociación a más de 8 instituciones y cuenta con el apoyo de empresas de gran envergadura en el mercado, institutos y centros tecnológicos, el Ministerio de Vivienda y Urbanismo, y 4 universidades de nuestro país. Gracias a esta colaboración, CENAMAD cuenta con un total de 40 investigadores comprometidos a fortalecer y pavimentar el camino de la madera para convertirse en el pilar de la bioeconomía nacional. 

Específicamente en el área forestal, el Centro cuenta con el apoyo de la Corporación Nacional de la Madera (CORMA), las forestales nacionales Arauco y CMPC, el Instituto Forestal del Ministerio de Agricultura (INFOR), y el apoyo del área forestal de Instituto Leitat. 

Entre los investigadores principales que conforman la línea de investigación forestal se encuentran nombres como Rafael Rubilar (UdeC), Verónica Loewe (INFOR), Roberto Pizarro (UTalca) y Andrés Fuentes (UFRO). A ellos se suman desde el rol de investigadores asociados María Paulina Fernández, Ignacio Becerra y Claudia Bonomelli (UC); Margarette Omonte,  Juan Pedro Elissetche y Rosa María Alzamora (UdeC); y Ricardo González junto a Rodrigo Vargas (UFRO).

Las áreas de especialidad de este grupo de expertos abarcan desde la hidrología forestal, el manejo forestal y trabajo con nuevas especies, hasta la ecología, conservación de los bosques, y el estudio para impulsar y ratificar la calidad de la materia prima resultante. Juntos como equipo de CENAMAD, su trabajo englobará las acciones asociadas a la línea nº1 de trabajo: Sustentabilidad y Productividad Forestal. 

Esta línea tiene como objetivo el desarrollo de herramientas silvícolas para optimizar el valor de la madera nacional, además de su secuestro de carbono. Resulta importante destacar que dentro de sus directrices está la producción de agua de manera sustentable, problemática que se está haciendo cada vez más notoria e importante en Chile y el mundo, dadas la actual situación de escasez producto del cambio climático.

Para alcanzar estas metas, el centro y sus equipos de trabajo buscarán cuantificar los recursos y amenazas existentes en la actualidad tanto en el bosque nativo como en las plantaciones forestales, tales como afecciones al suelo y las aguas, o incendios forestales. Con esta base, se propondrán medidas que aseguren la sostenibilidad de los territorios, y acciones que mejoren a la industria, su productividad, calidad y variedad de especies. 

Actualmente, diversos proyectos del área ya están en desarrollo gracias a los capitales semilla entregados por el centro. Desde la arista de nuevas especies, el estudio “Monitoreo de los efectos del cambio climático en plantaciones forestales de pino piñonero en Chile central” ya comenzó sus visitas a terreno, analizando ejemplares de pinus pinea L para monitorear el impacto del cambio climático en esta y otras especies forestales. 

Por otro lado, la investigación “Desarrollo de modelos generales de estimación de secuestro de carbono para plantaciones de pinus radiata creciendo en sitios contrastantes” se encuentra ad portas de terminar su fase de muestreo, donde se levantó información sobre el crecimiento de bosques de plantación para poder generar indicadores de productividad y sustentabilidad a través de estimar el stock de carbono que estos puedan almacenar. 

Una tercera arista en la que se está trabajando de manera activa es el impulso al desarrollo de capital humano, a través del apoyo a estudiantes de posgrado que participan en el Centro. En esta área destacan casos como el de la alumna de doctorado CENAMAD – UFRO Camila Fernández, que se adjudicó la beca Doctorado Nacional 2022, para avanzar con un proyecto de investigación de biotecnología y aplicación de microorganismos en la restauración de bosque nativo tras incendios forestales.

Esos proyectos son sólo algunos de los que CENAMAD espera impulsar dentro de los próximos años, a través de la mancomunión de las distintas entidades y actores de la cadena de valor de la madera. Convertir al sector forestal en una pieza clave para la sostenibilidad y la bioeconomía del país, a través de la excelencia científica y la transferencia, es el motor del trabajo del centro en el mediano y largo plazo.

Conoce más sobre los distintos proyectos en los que CENAMAD está trabajando en nuestra página web, y a través de nuestros distintos canales de redes sociales: LinkedinFacebookTwitter e Instagram. Síguenos, y mantente al día con los avances de la industria y cadena de valor de la madera.

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