Actualmente, existe un programa estatal que se encarga de fomentar el uso de pellets junto a otros combustibles sustentables, con el propósito de generar energía calórica en las regiones del sur del país. Una de estas medidas consiste en cambiar los calefactores del hogar por unos que se alimenten con pellets, para lo cual también se encargan de proveer a la ciudadanía con este bioproducto.
El cambio climático es una problemática que afecta a todos los países, por lo que diversas áreas del mundo científico han estado trabajando en el desarrollo de nuevas tecnologías capaces de mitigar el efecto invernadero, generado en su mayoría, por el uso de combustibles fósiles como el petróleo.
Dentro de este marco es que se ha recurrido a la producción de combustibles sustentables, también denominados biocombustibles. Desarrollados a partir de la biomasa que, en breves palabras, refiere a los residuos de materia orgánica tanto de origen vegetal como animal, generados dentro de otros procesos productivos.
“El desarrollar nuevos bioproductos es de gran importancia, ya que permite usar otras fuentes de materias primas que, en su mayoría, son biodegradables, biocompatibles y renovables”, señala Galo Cárdenas, investigador del Centro Nacional de Excelencia para la Industria de la Madera (CENAMAD), y académico de la Universidad del Bío Bío, que se especializa en el estudio de los bioproductos en nuestro país.
Este fenómeno se enmarca dentro de la denominada Bioeconomía, que busca generar ganancias económicas a partir del desarrollo sustentable de productos para el consumo humano, desde el área de los combustibles, hasta el de enseres domésticos esenciales para cubrir las necesidades del día a día.
El pellet es uno de estos biocombustibles, generado a partir de la biomasa de residuos de los aserraderos de madera tales como las astillas y el aserrín, que se presenta como un nuevo combustible capaz de generar, por ejemplo, energía para calefacción.
Experiencia Internacional: consumo y venta alrededor del mundo
De acuerdo a estadísticas proporcionadas por el European Pellet Council, durante el año 2018 el consumo mundial de pellet fue de 35 millones de toneladas, sin considerar el aporte de China. El informe también señala que Europa es el mayor consumidor de pellet del mundo, siendo el responsable de usar 27 millones de toneladas ese mismo año.
Del mismo modo, el consejo indica que Europa es el mayor proveedor de este producto a nivel global, generando el 70% (21,1 millones de toneladas) el año 2018, de las cuales 16,9 millones de toneladas fueron desarrolladas por la Unión Europea. El suministro es liderado por Alemania, con la fabricación de 2,4 millones de toneladas.
Por otro lado, en España la producción de pellet ha crecido exponencialmente desde el año 2010, dado que pasó de generar 150 mil toneladas de pellet a 714 mil toneladas en 2019, y se espera que para el año 2022 aumente a un aproximado de 900 mil toneladas, de acuerdo a “PELLETS 2020. Informe estadístico sobre producción y consumo de pellets en España”. Igualmente, este documento menciona que, en 2019, el consumo de este biocombustible fue 675 mil toneladas, versus las 10 mil toneladas ocupadas en 2010.
De este modo, queda claro que la transformación que se está produciendo a nivel global debido al cambio de combustibles fósiles por alternativas más sustentables, está llevando a grandes naciones del mundo a invertir en su producción, en este caso en particular, de los pellets.
Chile y la macro zona sur: desarrollo de una nueva industria
Si bien en nuestro país el concepto de biocombustibles es reciente, lo cierto es que los pellets comenzaron a desarrollarse en el año 2005, pero debido a la baja demanda, limitado mercado y altos precios de la industria y producción, no prosperó.
No fue hasta la puesta en marcha de la Política forestal del Ministerio de Agricultura (MINAGRI, 2015), y la Política Energética de Chile adoptada por el Ministerio de Energía (2015), sumado a los problemas de contaminación y aumento de los precios de los combustibles fósiles, que en nuestro país se comenzó a trabajar en energías renovables, y se retomó la generación de biocombustibles.
“El desarrollo de pellet nació en este país como un símil a lo que existe en países del hemisferio norte”, recalca Cárdenas. Ya que el desarrollo, la producción y comercialización del extranjero, permitió tener referencias claras al momento de desarrollar la industria chilena.
La producción de este biocombustible también se hizo posible gracias a la Estrategia de Descontaminación Atmosférica desarrollada en Chile entre los años 2014 y 2018, que buscaba reducir la contaminación de las zonas más afectadas con este problema que, en general, corresponden a las regiones del sur del país.
Como menciona el informe “El pellet de madera en Chile su producción, su uso y su mercado” del Instituto Forestal (INFOR), el principal problema de las regiones del sur proviene del uso de la leña para calefaccionar los hogares, lo que produce altos niveles de contaminación. Es por este motivo que se desarrolló con mayor fuerza la fabricación de pellets con la que poder reemplazar la leña.
Otro gran motivo que permitió el desarrollo de la Industria del Pellet, es que en las regiones del sur se concentra la Industria Forestal, lo que permite y facilita la elaboración de este biocombustible. En palabras del investigador Cárdenas, “el pellet de aserrín de madera consiste en utilizar un desecho de los aserraderos para la combustión”. Lo que convierte a este bioproducto en un reemplazo ideal de la leña.
Es justamente en el año 2013, que el Ministerio del Medio Ambiente inició un programa para reemplazar los calefactores a leña, por otros que utilizan combustibles sustentables como el pellet.
Este programa de recambio de calefactores también incluye estufas a parafinas y eléctricas, pero las de pellets son las más solicitadas por los ciudadanos. Al año 2019, las regiones que participaban de este programa estatal eran la de O’Higgins, Maule, Ñuble, Bío Bío, Araucanía, Los Ríos, Los Lagos y Aysén.
Consumo y producción: las regiones protagonistas
El mismo estudio de INFOR señala que la región que poseía más estufas subsidiadas por el estado al año 2019 era Maule, con 2.403 calefactores; seguida por la Araucanía con 1.755. Sin embargo, la región con menos estufas subsidiadas era la misma que fabricaba más pellets, con 225 aparatos y 88.010 toneladas, respectivamente: Bío Bío. De hecho, esta última región también era la productora del 70,7 % de las exportaciones nacionales de pellet ese mismo año, vendiendo un total de 9.500 toneladas.
Si lo comparamos con las despampanantes cifras de los países europeos, el bajo porcentaje de exportación se debe también a que ellos son más estrictos con las condiciones y el estado en el que se encuentra el producto. En nuestro país todavía faltan varias cosas por dejar estipuladas, como fiscalizaciones para ver si los pellets están secos o no, ya que, si están húmedos, generarán contaminación en vez de reducirla.
“Para que se desarrolle bien la Industria de pellets en Chile, deberá cumplir alguna norma medioambiental de emisión de gases que no sean contaminantes como fenoles provenientes de la lignina o bien dioxinas que se puedan generar en la combustión”, agrega Galo Cárdenas. No solo eso, sino que también deben ajustarse a las normativas extranjeras para penetrar con más estabilidad a ese mercado, ya que son éstas son más estrictas que las de nuestro país.
En este sentido, CENAMAD tiene la misión de posicionar a la madera como el motor del desarrollo de la bioeconomía en nuestro país, a través de un trabajo en conjunto con el mundo académico, público y privado. Para alcanzar este objetivo, se desarrollan tres líneas claves para generar valor agregado: sustentabilidad y productividad forestal, bioproductos y construcción con madera.
El área de bioproductos en particular, cuenta con grandes académicos nacionales de distintas universidades de nuestro país, quienes se encargarán de la investigación aplicada y desarrollo de productos estructurales y no estructurales, manufactura con tecnología de punta, modificación de propiedades y funcionalidades de la madera, valorización de residuos y desarrollo de nuevos materiales, entre otros.
Estos son algunos de los desafíos que CENAMAD se propone afrontar a lo largo de la próxima década, apuntando a posicionar a la industria de la madera con una cadena de valor sólida, eficiente y sustentable. Junto a estas, se suman otras problemáticas en las áreas de manejo forestal y construcción con madera que el centro ya se encuentra explorando y trabajando activamente a través de investigaciones. Ejemplo de esto son el estudio para estimar la capacidad de captura de carbono de los bosques de plantación, y diversos trabajos para desmitificar los prejuicios sobre la construcción en madera.
CENAMAD llevará estas y otras investigaciones al sur de nuestro país a través de la Gira de la Madera, un evento donde investigadores del centro expondrán sobre su trabajo, desafíos y oportunidades en las zonas más importantes para el sector maderero del país. En tres jornadas, a realizar en las regiones del Maule, Bio Bío, y Araucanía, podrás escuchar sobre la cadena de valor de la madera y sus innovaciones, de la mano de quienes las están desarrollando.
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